sábado, 4 de julio de 2009

[Medio cobre o un centavo]

La noche es siempre una vía de escape
y aún así nos quedan demasiados pecados
que amontonar. Tienes una colección de lunas rotas
en la mirada y una huida empeñada en quedarse
en el corazón. Hay arañazos que son pura poesía
pero pocos poemas que me rasguen ahora la piel.
Las promesas siempre acaban por caducar:
mejor dejamos de mentir y pasamos a la acción.
Puede que amanezcamos tirados en una cuneta,
puede que juntemos los nudos de garganta
con los del estomago o que salten los fusibles, que se yo!
Pero es demasiado tarde para dar marcha atrás,
nuestras manos hace tiempo que están manchadas
con el oro negro que destilan las nubes, con ese olor
a engrudo de las confesiones. “Café y cigarrillos”
siempre fue un buen remedio cuando a la desidia
o a la ansiedad de vida les daba por aparecer
pero ahora no es suficiente
y sabes lo que tienes que hacer.

La noche es siempre una vía de escape…


Y sin embargo no es una salida.