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Iba a encalar los desconchones
de este cielo gris que no se aguanta
y planchar este otoño tan desnortado,
ya que estaba.
Pero me he roto las manos
acunando medias con carrera,
amontonando la hojarasca,
guardando con celo
calles, labios y almohadas.
Así que,
como suele decirse los domingos,
lo dejaremos para mañana.
amontonando la hojarasca,
guardando con celo
calles, labios y almohadas.
Así que,
como suele decirse los domingos,
lo dejaremos para mañana.