miércoles, 22 de junio de 2011

[Divagaciones de andar por casa]

***



Este ruido de fondo,
exasperante tintineo
que es música
de cañerías,
me golpea
los recuerdos,
los taconea.
Vapuleando
imágenes,
palabras,
sonidos,
olores.

Instantes
al fin
y al cabo,
que he debido vivir
y apresurado
en almacenar:

El hipnotismo de
unas interminables
y morenas
piernas pedaleando,
la osadía
de un mal chiste
que te hace reír,
la misericordia
de una playa
que te absorbe
o ese cigarro
que nunca
terminamos
de acabar.

Una caña
bien tirada,
papiroflexia
de bar en
servilletas
de papel,
vecinas
de escalera
que viven la vida
de los demás,
Besos
y mas besos,
kilómetros
de espaldas
recorridos,
polvos
y mas polvos,
noches
desorientadas,
lunas
apresuradas,
miel en los labios,
y muy de vez
en cuando,
un eterno a(b)sentismo
sentimental.





Es curioso
esto de la memoria
como juega
con nosotros
como endulza
la verdad
tergiversa,
adultera
y aún así,

lo que nos gusta recordar.