sábado, 25 de septiembre de 2010

[Intangible]

***



Las noches comienzan a desperezarse,
los besos son fingidos y los gestos
solo maniobras de distracción.
Se han cansado ya los ojos
de tanto andar con la mirada perdida
pero no por ello dejas de mirar los garabatos
que dejó en una servilleta de papel
la última chica que te sonrió porque sí.
Sabes que acabarás pagando en tu propia piel
todas esas verdades que no te pertenecen
pero ya es demasiado tarde
Todas las luces de esta ciudad
cerrada por vacaciones
son botones que tarde o temprano
se habrían de desabrochar.


Pasan las páginas.
Descubrimos vidas guardadas
en cajas de latón.

[Aceras gastadas y quejidos de bandoneón]

***


Es entonces cuando te das cuenta de que tu vida es como un tango. Añoranza, tristeza, melancolía, nostalgia...ese sonido inconfundible. Ahí lo tienes. El misterio de adiós que siembra el tren. Cierre por derribo. El olvido. Una maleta de cartón llena con el peso de tu ausencia. Mejor dejémosla donde nadie la pueda ver. Los asuntos pendientes quieren darte alcance pero siempre se te dio bien huir. Ya no hay rastros de humo que seguir en las estaciones de trenes. Los caminos están aún por trazar y las palabras arañan suspiros al corazón. Volver no entraba en los planes (aún con la frente marchita). Cerrar los ojos y alejarse, a cámara lenta; los trenes tienen eso, se hace eterno el instante. Arritmias en el corazón y carmín en las mejillas, al final siempre son las mismas marcas. Distintos lugares, mismas situaciones. Te empeñas en cambiar tu suerte a base de empezar nuevas manos en la misma partida. Las cartas están marcadas. Tu vida es como un tango, reconócelo.

[Devaneos]

***



Un día cualquiera te levantas,
te miras al espejo y, como si nada,
te sorprendes pensando en ella. Otra vez.

Te preguntas como coño es posible que
a pesar de esa facilidad que tienes para olvidarlo todo:
fechas, caras, nombres, objetos personales...
A pesar de esa tendencia a la amnesia,
seas incapaz de olvidar aquella mirada,
aquellos ojos de chica quebradiza.

Te preguntas qué estará haciendo esta noche,
qué habrá sido de aquella vida que se cruzó
en tu camino una tarde, sin prenguntar.
Donde habrá ido a parar el eco de aquella voz.
Y si alguna vez se acordará de ti.

Te devanas los sesos pensando porqué no pudo ser,
por qué no puede ser,
si tienes la certeza de que es posible.

Y lo unico que sacas en claro
es lo bien que le quedaba el pelo corto en esa jodida foto