jueves, 18 de junio de 2009

[Moonriver]

Anochece de nuevo y prometemos ser certeros, como un disparo. Planeamos, calculamos, tramamos y urdimos. Pero al final nos puede el corazón. Las caricias hace tiempo que no son mas que alambre de espino. Oímos el ladrido lejano de un perro pastor y una dócil brisa nos recorre la nuca. Hay palabras que cambian con la boca de quien las pronuncia pero a ti solo se te ocurre pestañear. Conversaciones absurdas en el asiento de atrás de un 206. Se escapó el globo de helio que te compré en aquella plaza de Oporto, era bonito verlo alejarse, la silueta recortada a contra luz. Cada vez más pequeño, subía y subía. Hasta que lo perdimos de vista. También perdimos trenes, llaves y recuerdos. Nos perdimos a nosotros mismos. Aunque tal vez solo fuese una táctica de evasión, una maniobra desesperada. Después de todo no nos alcanzó para querernos; si cabe, para un par de remiendos. Era irreme(n)diable. De tus ojos salía un "Ne me quitte pas" en forma de lágrimas que se derramaba por las mejillas y hacía escala en la comisura de tus labios pero ya no había nada que hacer.


Se nos rompió la luna en pedazos.

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