sábado, 19 de septiembre de 2009


***

Cuando el destino,
pausado pero constante,
como el silencio de una nana,

nos alcance,

ya estaré lo bastante lejos.
Nos habremos desperdiciado, si.
Vestiremos ausencias
para disimular vacíos.

Aquella esperanza humilde,
que cantaba Gardel,

se habrá vuelto humo.
Y ni siquiera me quedará

el consuelo de tener

recuerdos para poder soñarte.
Pues, me los habré jugado
todos

al rojo y negro.

1 comentario:

Beauséant dijo...

esta si es una bonita canción de cuna y de rabia :)