jueves, 4 de septiembre de 2008

De retrovisores y pies hundidos en el acelerador.


Me gusta conducir los domingos por la tarde. Sin ninguna dirección, conducir por conducir. Me gusta conducir mientras suena Radio 3 y esta luz estival intenta colarse a través de mis gafas de sol. Despegar la “L” esa que tan bien queda en el cristal trasero del coche y ponerlo al límite en esa recta que hay de camino a tu casa, porque ambos sabemos que conducir por conducir siempre me lleva al mismo sitio, tú. Pero antes de llegar es de obligada parada esa cafetería que hay calle abajo. Es un asco, si. Pero necesito al menos de 4 cafés para sobrellevar el día. Solo y sin azúcar. A veces pienso que el café es lo único que me mantiene con vida. Si no fuera por la cafeína mi corazón hace ya tiempo que se habría parado (de hecho a veces se para pero eso es algo de lo que no me gusta hablar). Prisas y desorden. Lo nuestro es como una postal de verano, nunca la esperas pero siempre hace ilusión recibirla. Y el rojo te sienta muy bien y lo sabes. Y a ti te gusta oírlo y lo sé. “Paris no se acaba nunca” reza en la portada de un libro que descansa en la mesita junto a un vaso que de whisky ya solo tiene el olor. Paris no se acabaría nunca pero nosotros ardíamos, ardíamos muy rápido, como la tea, sabiendo que en una abrir y cerrar de ojos nos habríamos de consumir por completo. Sin desayuno, sin diamantes. Las mejores escenas siempre se reservan para el final.

Nunca unos labios supieron tanto a lluvia de otoño.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un ritmo cojonudo, me gusta lo que vomitan tus dedos. Saludos ahumados.

Anónimo dijo...

éste es el tipo de literatura con la que sueñan los tipos como yo.

recuerdo quitar la L del cristal trasero del coche, allá en el 2002, y perderme por ninguna parte...

recuerdo escuchar a marc bolan en radio3 en noches que se podían medir contando cigarrillos.

recuero incluso cómo en un tiempo, vi como París se acababa en sólo 3 días... pero como bien dijiste: las mejores escenas siempre llegan al final.

o quizá no, porque ya llegaron, y sin embargo, yo aún no veo el final!

un abrazo y gracias por tus palabras!

Juan Rodríguez Hoppichler dijo...

veo que compartimos lecturas y viajes a ninguna parte.